El que lee entienda – Lección 30 de marzo 2025
Entra en cualquier librería cristiana y observa los títulos de la sección de profecía bíblica. Rápidamente descubrirás que hay una variedad alucinante de opiniones e interpretaciones, lo que tienta a pensar que nadie puede entender documentos como el Apocalipsis. Por ejemplo, un autor dice que el anticristo no es más que una metáfora; otro opina que aparecerá en el futuro; y aun otro, que era una referencia a algo o alguien que existió en los días del Imperio Romano. Como dijo cierto predicador: “La Biblia se parece a un instrumento musical con el que cada cual interpreta la melodía que se le antoja”. Sin embargo, la Biblia no sugiere eso, sino que nos invita a leerla dando por sentado que Dios no habla en vano y que podemos comprender lo que dice en su Palabra.
Lee Mateo 24:15; Apocalipsis 1:3; Mateo 11:25; y Jeremías 9:23 y 24. ¿Qué sugieren estos textos acerca de la intención de Dios de resultar comprensible?
Muchas universidades ofrecen cursos acerca de “la Biblia como literatura”. Puede resultar asombroso para un creyente asistir a conferencias en las que los disertantes abordan la Biblia como lo harían con la mitología pagana. La idea de ese enfoque es que puede haber un núcleo de “verdad moral” en las historias bíblicas, pero no algo a lo que uno deba ajustar su conducta. Para esos disertantes, la idea de que la Escritura haya sido inspirada por Dios es ridícula.
“La Biblia se parece a un instrumento musical con el que cada cual interpreta la melodía que se le antoja”.
En consecuencia, leen la Biblia, pero no oyen la voz de Dios que habla en sus páginas. Otros llegan a conclusiones claramente contrarias al mensaje de las Escrituras. Sin estar rendidos al Señor, y sin un corazón dispuesto a aprender la verdad, quienes leen la Biblia probablemente no solo serán incapaces de percibir su mensaje, sino también malinterpretarán el carácter amoroso y santo del Dios revelado en sus páginas. Leer la Biblia sin las herramientas adecuadas o, más importante aún, sin la actitud correcta bajo la conducción del Espíritu Santo puede resultar perjudicial.
Alguien que no era conocido por su religiosidad estaba en cierta ocasión leyendo la Biblia. Cuando le preguntaron con sorpresa qué hacía, respondió: “Busco errores”. ¿Por qué es esa una actitud equivocada al leer la Palabra de Dios?