Profetizar de nuevo – Lección 01 de mayo 2025
El ángel tiene un pie sobre el mar y otro sobre la tierra. Esto podría hacer referencia al hecho de que el mensaje abarca todo el globo, tanto el Viejo Mundo como el Nuevo.
La iglesia remanente nació en el Nuevo Mundo, precisamente donde hallaron refugio quienes buscaban libertad religiosa durante los siglos XVII y XVIII. Dados los antiguos obstáculos religiosos y políticos que existían en otras latitudes, es poco probable que este movimiento hubiera surgido con la misma rapidez o fuerza en otro lugar como lo hizo en la nueva tierra que se convirtió en los Estados Unidos.
Lee Apocalipsis 10: 1-11, donde se describe el nacimiento de este movimiento. Busca en ese texto algunos de los elementos que hemos estudiado, como «las naciones», la tierra y el mar. Con la debida cautela para no introducir en el pasaje ideas que no se encuentran en él, ¿qué mensajes encuentras allí?
El ángel clama a gran voz, como lo hacen los tres ángeles de Apocalipsis 14 y el ángel de Apocalipsis 18. Se trata de un momento crucial de la historia, cuando el mundo está en peligro. Es entonces cuando se establece la obra de la iglesia remanente en beneficio de «muchos pueblos y naciones, lenguas y reyes» (Apoc. 10: 11).
El ángel sostiene un «librito», probablemente el libro de Daniel (ver Dan. 12: 4), que se abre por primera vez después de muchas generaciones. El ángel tiene un pie sobre el mar y otro sobre la tierra. Esto podría hacer referencia al hecho de que el mensaje abarca todo el globo, tanto el Viejo Mundo como el Nuevo. También podría ser una referencia a la idea de que este mensaje es para todas las naciones, para quienes viven en la tierra y quienes viven en el «mar» gentil, o pagano.
El mundo será por fin iluminado con la gloria de Dios, y los mensajes finales de Apocalipsis 14 serán llevados a todos. Al igual que en el caso del Israel de antaño, nuestro mandato como iglesia es predicar el evangelio «en todo el mundo, por testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin» (Mat. 24: 14).
Dios está encaminando la historia humana hacia su gran conclusión: el fin de los imperios humanos y la entronización permanente de Cristo. Lee Daniel 2: 34, 35, 44 y 45. La Biblia deja perfectamente claro, sin ninguna ambigüedad, que todos estos reinos mundanos serán erradicados sin que quede rastro alguno de ellos ni de sus horribles legados, y que serán reemplazados por el reino eterno de Dios, donde el pecado, el sufrimiento, la enfermedad, el mal y la muerte no volverán a surgir.
Observa la exactitud con que las profecías de Daniel 2 y 7 predijeron el surgimiento y la caída de todos estos imperios mundiales. ¿Por qué esa exactitud, asombrosa si pensamos en la época en que se escribió Daniel, debería ayudarnos a confiar en la promesa del reino final y eterno de Dios?